¿Estás Cansado?
¿De
qué? Quizá estés cansado del trajín diario, de
dificultades en
casa, problemas de salud, o una relación personal difícil. Quizá estés
cansado de alguna presión económica o lo que pareciera ser un sinfín de
trámites. Estas cosas de hecho fatigan el ser. Pero, ¿habrá algo que
canse más? ¿Habrá algo que fatigue más profundamente? Sí, lo hay. Hay
un cansancio, una fatiga que es del alma.
David, el antiguo rey de
Israel experimentó un profundo cansancio del alma y lo describe en una
de sus escrituras. Esto es lo que narra… Estoy entumecido y abatido en
gran manera; gimo a causa de la agitación de mi corazón. Palpita mi
corazón, mis fuerzas me abandonan, y aun la luz de mis ojos se ha ido
de mí. Estoy encorvado y abatido en gran manera, y ando sombrío todo el
día. Porque yo estoy a punto de caer, y mi dolor está continuamente
delante de mí.*
Pero ¿cuál fue la razón por esta fatiga
del alma que experimentó el rey
David? Bueno, él mismo da la respuesta a esa pregunta… Afligido estoy a
causa de mi pecado. Porque mis iniquidades (pecados) han sobrepasado mi
cabeza; como pesada carga, pesan mucho para mí.* Lo que le
afligía a
David en el alma era su pecado, del cual era muy consciente. El peso
tremendo que sentía era por la culpa de su pecado ante Dios. Cargar con
el peso del pecado en la vida produce el cansancio más profundo que
existe en esta vida. Quizá preguntes, ¿todos sufren esta clase de
cansancio en el alma? La respuesta es, no. La verdad es que pocos son
los que sienten esta fatiga del alma. El mismo rey David dijo de los
demás, que estaban “vivos y fuertes.” La gran mayoría de las personas
en el mundo no sienten el gran peso de su pecado. La Biblia nos dice
que no lo sienten así porque Dios no está en sus pensamientos, los
juicios de Dios están lejos de su vista, realmente no consideran que
tendrán que rendir cuentas ante Dios. La Palabra de Dios dice lo
siguiente… Porque del
deseo de su corazón se gloría el impío (el
pecador)… El impío, en la arrogancia de su rostro, no busca a Dios.
Todo su pensamiento es: "No hay Dios." Sus caminos prosperan en todo
tiempo; tus juicios, oh Dios, están en lo alto, lejos de su vista… Dice
en su corazón: "No hay quien me mueva”… ¿Por qué ha despreciado el
impío a Dios? Ha dicho en su corazón: "Tú no pedirás cuentas."*
Quizá tú no eres como los demás; quizá
tú sí sientes el peso de la
carga de tus pecados. Quizá conoces la sensación de que Dios ve todo lo
que haces, todo lo que dices, y todo lo que piensas. Quizá eres
consciente de que en el juicio ante Dios recibirías el veredicto
contundente de culpable. Quizá te pesa que tu culpa, por ser contra un
Ser tan santo y glorioso, merece la condenación en el infierno,
separado de Dios para siempre. Si
te encuentras en esta condición,
conoces lo que es estar cansado y cargado en el alma. Sé
lo que estás
pasando, porque yo también he experimentado lo que estás viviendo.
Tengo buenas noticias para ti… Jesucristo
dijo lo siguiente… Vengan
a Mí, todos los que están cansados y cargados, y yo los haré descansar.
Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que yo soy manso y
humilde de corazón, y HALLARAN DESCANSO PARA SUS ALMAS.*
¡En
Jesucristo hay descanso para el alma! Pero, ¿cómo es posible?
preguntarás. ¿Acaso la gran carga de mi pecado desaparecerá así no más?
¿Y qué de la sentencia de condenación ante el Juez de toda la tierra?
¿Cómo puede decir Jesucristo que hará descansar las almas de los que
vienen a él? Son buenas preguntas… y la Biblia las responde hablando de
Jesucristo de esta manera... Ciertamente
él llevó nuestras enfermedades (del alma), y cargó con nuestros
dolores. Con todo, nosotros lo tuvimos por azotado, por herido de Dios
y afligido. Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por
nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre él, Y por
sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como
ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que
cayera sobre él la iniquidad de todos nosotros. Fue oprimido y
afligido, pero no abrió su boca… Por opresión y juicio fue quitado;…
por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida….
aunque no había hecho violencia, ni había engaño en su boca. Pero quiso
el SEÑOR quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento. Cuando él se
entregue a sí mismo como ofrenda de expiación, verá a su descendencia
(sus seguidores)… Debido a la angustia de su alma, él lo verá y quedará
satisfecho… El Justo, Mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las
iniquidades de ellos… derramó su alma hasta la muerte y con los transgresores fue
contado; llevó el pecado de muchos, e intercedió por los transgresores.*
Jesucristo puede dar descanso para el alma porque él cargó con el
pecado de todos los que vendrían a él. Pero, él no solo cargó los
pecados, sino que cargó la sentencia de condenación que esos pecados y
pecadores merecían. Él fue adolorido, azotado, herido, afligido,
molido, castigado, oprimido, juzgado, quebrantado, sometido a
padecimiento, y angustiado por el SEÑOR Dios. Jesucristo
voluntariamente se sometió al horrendo castigo para absorber la
condenación de los que vendrían a él. Con el sacrificio de su propia
vida él satisfizo las justas demandas del Juez de toda la tierra y
ahora puede ofrecer descanso para el alma de todos los que vienen a él.
¿Cómo
vas a reaccionar? La mayoría no valora a Jesús… Fue
despreciado y desechado de los hombres, varón de dolores y
experimentado en aflicción; y como uno de quien los hombres esconden el
rostro, fue despreciado, y no lo estimamos.* Mi deseo es
que no desprecies a Jesús, sino que lo valores y vengas a él trayendo
tu alma cansada y cargada. Jesucristo dijo, “Todo lo que el Padre me da,
vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera.”*
¡Ven a él!
*Las citas de la Biblia usadas en este tratado se encuentran en Salmo
38; Salmo 10; Mateo 11.28-29; Isaías 53; Juan 6.37