Un Dialogo Sobre el Cristianismo 

Introducción

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Epílogo
Capítulo 7: Una Sustitución

Juan: ¿Cómo puede alguien ser lo suficientemente bueno para ir al cielo?

Miguel: No se puede.  Sólo Cristo es justo, y debemos tener su justicia aplicada a nuestra cuenta.  ¿Te acuerdas de lo que Eduardo me dijo al principio?  A menos que yo tenía la justicia de alguien que había vivido a la perfección, toda mi justicia y toda la supuesta justicia de todo el mundo no me sacaría de mi dilema.

Te voy a enseñar algo que yo anoté de un sermón que escuché un par de años atrás.  Tiene mucho sentido, pero necesita algo de explicación.

Juan: Bueno.

Miguel: Está en la parte de atrás de mi Biblia.  Me tomará un minuto para encontrarlo.

Mientras que Miguel buscaba en su Biblia, Juan levantó la vista hacia el techo, se estiró y se frotó los ojos y la cara.  La Biblia siempre había sido un libro venerado para él, venerado pero intocable.  Le resultaba curioso que alguien realmente podría usarlo como un libro de texto.

Miguel: Aquí está.  Escribí que la justificación, eso lo voy a explicar en un minuto… bueno, primero, que somos justificados por los méritos de la justicia de Cristo (es decir, el regalo de la justicia de Cristo es lo único que amerite la aceptación del Padre); segundo, que somos justificados eficazmente por la muerte de Cristo; tercero, que somos justificados, como instrumento, por la fe del creyente; y cuarto, que somos justificados a manera de declaración por las obras buenas que vienen del creyente.  Eso fue demasiado para captarlo ¿no?

Juan: Puede ser, pero creo que es justo el punto donde la mayoría de mis preguntas se encuentran.  ¿Puedes explicarlo más?

Miguel: Hay una manera más fácil de explicarlo, pero me gusta la forma en que lo dijo el predicador.  Déjame explicarlo en palabras más entendibles.  A ver... en primer lugar voy a tratar de explicar esta palabra justificación.  Alguien dijo que ser justificado es ser "justo como si nunca hubiera pecado, y justo como si hubiera cumplido la ley."

Esto se hará más fácil con un ejemplo.  Piensa en dos libros.

Miguel tomó una hoja de papel en cada mano para ilustrar la idea.

El primer libro es tuyo y contiene el registro de tu pecado, todos tus pecados desde el principio a lo largo de toda tu vida, pasada, presente y futura.  Este otro libro es el de Cristo.  Contiene su justicia sin ni siquiera una pizca de pecado.  Bueno, cuando Cristo murió, tomando sobre sí los pecados del creyente, borró por completo la pena que nos habíamos ganado.  Debido a esto, toda la perfecta y justa ira del Padre que nos correspondía a cada uno de nosotros como pecadores fue llevado por Cristo.  La Biblia dice que la paga del pecado es la muerte.  Puesto que Cristo no tenía pecado y él era realmente divino, él no tuvo una muerte que morir para sí mismo.  Su vida fue de tal calibre que podría morir por el creyente como un sustituto en la cruz.  Eso se encarga de la cuenta de pecado, de la deuda.  Pero entonces, más allá de eso, aplicó su propia justicia a la cuenta del creyente.

Ahora no sólo se ha tratado completamente con tus pecados, con el fin de aplacar la justa ira de Dios que merecías; sino que, si eres es un creyente, tienes la justicia positiva de Cristo en tu cuenta también.  Ahora puedes ser recibido por Dios el Padre por medio de la justicia de su Hijo.  Por lo tanto, en términos simples, la justificación significa que, a pesar de que somos sin duda pecadores (y no podemos negar eso), somos declarados justos delante de Dios en base a lo que Cristo ha hecho.  Por lo que hizo Cristo, soy "justo como si nunca hubiera pecado, y justo como si hubiera cumplido la ley."  Justificado.

Juan: Esto se está aclarando más.  Muéstrame donde están los pasajes de la Biblia al respecto.
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por Jim Elliff © Christian Communicators Worldwide ~ Usado con permiso